Conociendo mundo
Después de varios días sin actualizar este "desdichado" blog y teniendo en cuenta un montón de excusas variadas, tales como, "no tengo tiempo", "tengo sueño", "no me apetece", "no tengo nada que contar", "un monstruo amarillo gigante me lo impide", y alguna por el estilo, vuelvo a las andadas.
Qué mejor que contar cómo fue el viaje a Lisboa de hace unos días (bueno, ya bastantes, pero me apliqué las excusas arriba expuestas).
Pues sí, estuve desvariando un rato por Lisboa, capital de portugueses, y algún descarriado que andaba por allí montando en tranvía.
Íbamos ilusionados, en Madrid un tiempo espectacular, calorcito, incluso se podía ir sin abrigo, todo presagiaba un buen viaje. Pero claro, resulta que nadie nos había contado que en Lisboa no llueve, en Lisboa simplemente caen chuzos de punta, cae tanta agua que Noe recogiendo los animales para meterlos en su arca y zarpar rumbo "no se sabe".

Llega la primera noche, y claro, hay que hacer la compra, nos dedicamos a gastarnos los millones en el Corte Inglés de Lisboa (por favor, no hagáis preguntas de por qué fuimos allí, ya nos las hicimos nosotros).


Otras cosas curiosas de Portugal es el metro, en el de Madrid y otros metros españoles todo el mundo recordará la imagen en la que la mano es pillada por la puerta. Además se indica a los señores usuarios la posibilidad de que ocurra si intentan entrar después del silbido al vagón. En Portugal van más allá y para intentar que la gente cumpla lo del pito (del sereno), ponen una serie de imágenes que consiguen su propósito.

Aun así, como somos pura cepa española, no consiguieron amilanarnos, estuvieron cerca. Sin embargo, en uno de los días posteriores, subimos a un mirador que hay por allí (y que su nombre indica, subes y miras, y luego si quieres bajas).
